Hola cabecitas! como estáis? Está terminando el veranito, no queda nada para el otoño. Esa estación del año donde todo se torna bronce, en el cual los arboles se desvisten, los caminos se vuelven senderos de hojas. La lluvia empieza a acompañarnos, el sol se esconde detrás de las nieblas que nos persiguen a diario.
Renovamos nuestro armario. Retiramos lo veraniego, lo sustituimos por jerséis que nos protejan. La bolsa de playa la reemplazamos por el bolso más cómodo que tengamos para llenarlo, llenarlo de trastos inútiles para las personas, pero que a diario nos salvan de muchas ocasiones incomodas.
Las bufandas, los abrigos, botas y accesorios que nos protejan. Son los indispensables para poder deleitarnos con esta estación. Me inspira, es hermosa, preciosa, el ambiente torna en lluvias que calan hasta llegar a los huesos. Café caliente, ardiendo si puede ser, nos ambienta las tardes, los exámenes se acercan y la rutina nos arrastra.
La gélida brisa que te acompaña a las ocho y media de la mañana te hace estremecer los huesos. El bao que expulsa tu cuerpo sale en forma de llamarada.
Ese amigo que nos induce en un mundo de mantitas y películas con ese ruido de fondo de lluvia, viento y truenos, que nos acompañará todos estos meses.
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