El ruido de los motores debajo del culete, te hace temblar. Últimos metros de pista, ruido de turbina. Tres, dos, uno despegamos, buen viaje. El vaivén que te mece, te induce a dormir y te sumerge entre las nubes como si de algodón de azúcar se tratara. Sí, viajar en avión me produce sueño, me eleva a los cielos y por unas horas pierdo la noción de la realidad. Un buen hilo musical es lo mejor para relajarte 100%.
No tengo palabras, me he quedado sin definición, sin expresiones que definan estos días, han sido mágicos, sublimes, efímeros, espectaculares, intensos, ha sido en definitiva, una experiencia atípica.
Llegar y conducir por la izquierda, odisea. Sí, lo reconozco me comí dos bordillos, en mí defensa diré: las dimensiones habituales no son las mismas y los bordillos... En definitiva, ha sido un reto, que considero propiamente superado a pesar de las dificultades.
Dublín me ha encantado, es única, sé que lo digo de cada destino, pero es la verdad, no hay ciudad semejante a otra. No por sus contrastes, si no por su gente, por sus buenas maneras, facilidades para entender y la comprensión que nos han ofrecido. Sus monumentos, sus características historias llenas de aventuras vikingas, misteriosas historias, supersticiones, mitos, leyendas y verdades como mundos.
P.D.: Muchísimas gracias por leerme, si queréis saber mas de esta locura de persona, SEGUIRME, prometo seguir escribiendo y expresar lo que se me venga por esta cabecita loca, gracias por perder un ratito con estas palabras, pasa muy buen día, disfrútalo, mil besitos!❤️